Golpes, heridas, quemaduras, atragantamientos o picaduras. Los bebés y los niños están expuestos a situaciones que a menudo desembocan en una visita al hospital.
En ocasiones estos accidentes requieren de una primera y rápida intervención que mitigue o calme el daño del menor hasta que llegue la ayuda de un profesional sanitario. Los padres normalmente son los primeros en actuar, por lo que nunca está de más saber qué hacer si se dan alguna de estas situaciones.
Ante una herida producida por un elemento cortante como un cuchillo, un cristal o unas tijeras, lo primero que hay que hacer es limpiar la herida con agua y jabón procurando tener las manos bien limpias. A continuación, habrá que desinfectar la herida con un antiséptico. Cuando la herida es superficial, mejor no cubrirla. Si el corte es profundo y los bordes son irregulares, hay que acudir rápidamente al centro médico más cercano para su sutura.
Respecto a las quemaduras, si son leves y solo se ha producido enrojecimiento de la piel, será suficiente con aplicar compresas de agua fría durante unos minutos. Si se observa que la quemadura es profunda o ha afectado a una zona de piel importante, se debe acudir cuanto antes al hospital. Si se han formado ampollas, se debe intentar que éstas no se rompan hasta que el médico las vea. Nunca hay que utilizar ungüentos, pomadas o cremas. Si las quemaduras son graves, hay que sumergir la zona en agua fría y nunca quitar la ropa que se haya quedado adherida a la piel.
Las picaduras de insectos son frecuentes, especialmente durante los meses de verano en los que los pequeños pasan mucho tiempo al aire libre. Si al niño le ha picado una abeja o una avispa, se debería limpiar la picadura como si fuese una herida y aplicar frío para aliviar el dolor. Las abejas clavan su aguijón en la piel, por lo que si éste es visible, hay que retirarlo con cuidado con las uñas o con unas pinzas. Si observamos que el menor empieza a respirar con dificultad o hay un exceso de hinchazón, puede deberse a una reacción alérgica. En ese caso, debemos acudir de inmediato a urgencias.
No es extraño que los niños se atraganten con algún objeto que se hayan tragado por descuido o con algo de comida. Si el atragantado es un bebé (hasta 1 año de edad) y está consciente, hay que intentar que llore o tosa. Se puede golpear suavemente la espalda a la altura de los omoplatos. Si el objeto no sale, colocar al bebé boca abajo sobre el antebrazo de forma que la cabeza quede más abajo que el tronco. Sujetar la mandíbula con los dedos y dar golpecitos entre los omoplatos. En el caso de niños entre 1 y 6 años, también hay que intentar en primer lugar que tosan o se rían. Si el objeto no ha sido expulsado, colocar al niño sobre las rodillas de forma atravesada con la cabeza colgando y golpear entre los omoplatos hasta que salga el objeto.
Estas son solo indicaciones para actuar en un primer momento en alguna de estas situaciones, pero si se tiene la más mínima duda de si el golpe, la herida o la quemadura puede revestir gravedad, hay que acudir al centro médico más cercano lo más pronto posible.