Las asanas son ejercicios de yoga en los cuales se adoptan posturas sostenidas que conectan el cuerpo con la esencia de la vida. Implican inmovilidad, relajación y una respiración lenta y consciente. A diferencia del deporte, el yoga no sólo ejercita el cuerpo sino que disciplina el pensamiento, enfocándolo en el presente.
Las que describimos a continuación son las posturas más practicadas. Debes efectuarlas lentamente al iniciar y finalizar.
Esta es una secuencia: debes ponerte de pie, juntar las manos a la altura del pecho y hacer un ciclo de respiración antes de pasar a la segunda postura. Para ello levantas los brazos manteniendo las manos juntas. Luego se arquea la espalda llevando los brazos lo más atrás posible y las caderas hacia delante.
A continuación, mientras expulsas el aire inclínate hacia delante con los brazos extendidos y la cabeza entre ellos. Toca el piso con las manos y trata de que la frente toque las rodillas.
Inicia en decúbito prono. Estira los brazos para elevar la cabeza y el tórax. Dirígelos hacia atrás mientras mantienes las piernas rectas y separadas.
A «cuatro patas» en el mat, separa un poco las rodillas y las muñecas, que deben estar alineadas con los hombros. Inspirando profundamente, estira los brazos, arquea la espalda, baja la cabeza y contrae el abdomen.
Partiendo de la previa postura, la idea es la contraria: contraer y arquear la espalda mientras se elevan la pelvis y la cabeza.
En posición sentada, cruza las piernas de manera que el dorso de cada pie quede sobre el muslo opuesto. Las manos descansan sobre las rodillas con la palma hacia arriba y se unen las yemas del pulgar y el tercer dedo. Mantén la espalda recta.
Estas asanas son beneficiosas para las articulaciones y los órganos internos. Practícalas en un ambiente sereno y tranquilo.
No olvides fortalecer las articulaciones. Con la práctica y el tiempo ganan resistencia pero un plus vitamínico siempre es una buena opción.