Una dieta basada en vegetales nos aporta una gran cantidad de beneficios para la salud. Las frutas, las verduras y las hortalizas nos obsequian con su inmensa variedad, sus aromas y sus colores.
La Organización Mundial de la Salud tiene como objetivo que se ingiera al menos 400 gramos de frutas y vegetales diariamente, excluyendo alimentos feculentos como tubérculos o leguminosas.
Los colores de las verduras
El color de cualquier hortaliza traduce sus componentes. De ahí que puedan agruparse en cinco conjuntos según sus efectos benéficos. Al comer por colores, igualmente, se nos garantiza la variedad, característica fundamental de cualquier dieta sana.
Rojos
Los tomates, cerezas, sandías, frambuesas y fresas, pimiento, rábano y manzana roja contienen betacarotenos. Son depurativas, es decir, eliminan toxinas y mantienen la piel sana.
Amarillos
En este grupo están los alimentos que ayudan a mantener el esqueleto y los dientes en buen estado, conservan la piel y la vista. Podemos escoger entre piña, albaricoques y melocotones, zanahoria, mango, frutas cítricas, maíz, calabaza y plátanos.
Verdes
Encontramos principalmente los vegetales de hoja como la lechuga y sus variedades, acelgas, espinacas. Se incluyen aquí el bróculi, calabacín, alcachofa, espárragos y kiwi. Contribuyen a mantener el colesterol bajo. contienen fibra y aportan vitamina C.
Azules
Tenemos aquí la berenjena, uva negra, arándano, remolacha, col morada y ciruela. Previenen el cáncer y mejoran la circulación por su contenido de sustancias antioxidantes, que neutralizan los radicales libres, responsables del envejecimiento celular.
Blancos
Estimulan el sistema inmune y mejoran la resistencia a infecciones. Están en este grupo las endibias, puerros, coliflores, nabos, champiñones, peras y ajos.
Para obtener los máximos beneficios de esta dieta a base de verduras, lo ideal es que estos alimentos se consuman frescos o muy ligeramente cocidos, y que semanalmente se incluyan todos los grupos en los menús.