Cada vez es más habitual ver a madres, y también a padres, prescindir del carro y llevar a sus bebés encima. Es lo que se conoce como porteo, una costumbre que, a pesar de parecer reciente, se remonta a siglos atrás.
Los carros de bebés y las sillas de paseo son un invento de hace muy pocos años. Hasta que su uso se popularizó, lo habitual era que la madre transportase a su hijo cargándolo sobre su cuerpo mediante telas o pañuelos. La vuelta a la crianza natural a la que estamos asistiendo ha recuperado esta forma de llevar a los niños, que vuelve a ser utilizada por muchos progenitores.
Son muchos los estudios que señalan las ventajas de utilizar portabebés durante el primer año de vida del niño y los beneficios que aportan, tanto a nivel físico como emocional. A través del porteo, el vínculo afectivo entre madre e hijo se fortalece, por eso los bebés que son porteados lloran menos. El contacto con la madre y el balanceo crean en el niño una sensación parecida a la del útero materno que les calma, les reconforta y les da seguridad por lo que suelen dormir más.
La posición vertical es beneficiosa para los bebés que sufren los llamados cólicos del lactante y además, contribuye al correcto desarrollo de caderas, columna y cráneo, previniendo displasia de cadera y deformaciones craneoencefálicas generadas por permanecer mucho tiempo tumbado. Para ello, es muy importante que el bebé esté bien colocado dentro del portabebés en la posición conocida como “ranita”. Si se tienen dudas de cómo hacerlo, existen portales web especializados donde informarse además de muchas asociaciones que realizan talleres periódicamente para enseñar a portear de una forma segura para el bebé y cómoda para el padre o madre.

Para elegir el método de porteo más adecuado, hay que tener en cuenta tres factores importantes: la edad del bebé (no todas las formas de porteo están indicadas desde el nacimiento), el uso que les vas a dar (si el porteo es ocasional o por el contrario se utilizará durante muchas horas), y la temperatura (si se vive en una zona calurosa habrá que buscar telas ligeras y transpirables).
Existen diferentes portabebés, según las necesidades de los padres y la edad del niño. La bandolera es una tela con dos anillas en uno de los extremos. Están indicadas para portear por periodos cortos y es perfecta para amamantar al bebé.
La mochila es uno de los portabebés más populares entre los padres. Se ajusta mediante correas, cremalleras o cierres automáticos. Debe ser ergonómica para garantizar la postura de piernas y cadera y la curvatura natural de la espalda. Se pueden utilizar hasta el final del porteo.